jueves, 13 de septiembre de 2007

UNA PARTIDITA?



Vuelvo con mucho ánimo y muchas historias que contar. Han pasado un par de meses desde el último post y si no he escrito no ha sido por falta de ganas e ideas. La invasión familiar me dejó feliz pero extenuado. No conforme, a ello hay que sumar el cambio de giro que ha sufrido mi vivienda, que ha pasado de ser unifamiliar a refugio, eso si, vida no le falta… y que siga así.

Hace unos días, charlando con el Doc sobre aficiones y hábitos, coincidimos en los juegos de cartas como costumbre familiar fuertemente arraigada. Otro día, en otra conversación, hablando con mi Big particular, se mencionó el verbo apostar. A partir de entonces he pensado que en las relaciones podemos ser tan diferentes como lo somos en un casino de Las Vegas, así que:

Ladies and gentlemen, welcome to Las Vegas!!!!

Y es que, por ejemplo, si analizamos una partida de póker, acaso no es frecuente encontrarse con aquel que apuesta hasta los calzoncillos, con riesgo a quedarse sin ellos o ganarse el chalet en la sierra del contrincante? En el amor creo que no hay mucha diferencia, quien apuesta gana o pierde, y existe una relación proporcional entre la apuesta y la ganancia… o la pérdida.

Por otro lado una partida puede ser tan larga o tan breve como sus jugadores dispongan. Hay quienes prolongan las partidas haciendo pequeñas apuestas, de tal manera que los otros jugadores siguen en la mesa, hasta que la partida empieza a parecer eterna y lo que era divertido ya no lo es tanto. Entonces, llega un momento en que el jugador A decide apostar fuerte, ver que juego tiene el jugador B, así que echa mano de la cartera y saca su resto diciendo: VOY! que cuál es el resultado? mmm ganas o pierdes, pero al menos “A” no sigue sentado esperando que algo suceda.

Hace unos días, mi amigo callistafloja decidió apostar; algunos pensamos que era una apuesta temprana pues aquella partida no llevaba más de dos rondas, incluyendo el receso de la llamada y la meada; sucede, pues, que la partida terminó, no sé si ganó o perdió (preguntárselo a él) sea lo que sea, a veces perder un poquito no es perder… y siempre habrá más partidas, no creen?

Otra amiga, libélula, está a punto de hacer una gran apuesta, es como una jugadora de ruleta, sabe que hay mucho riesgo, se encuentra excitada y nerviosa ante ese gran reto; no la culpo, es que el premio es tan apetecible que es difícil no jugar; esta vez, con suerte, quizás se lo lleve a casa; eso me gustaría, creo que ya le toca ganar… por cierto, el 27 es un número excelente, o no, Rita?

Habéis estado en algún bar de esos en los que pululan los ludópatas de las tragaperras? son los que siempre están solitos tirando de las dichosas palanquitas esperando llevarse un montón de calderilla, aunque hay casos en que los premios son gordos, gordos, pero por lo general te puedes tirar horas frente a una máquina sin que ésta te dé nada. También puedes estar tirando simultáneamente de dos o tres palancas, o las que quieras, eso si, procura que estén a la mano para que nadie te las pise.

A mi esto de las tragaperras no me gusta nada, prefiero los juegos en los que te sientas y miras a los ojos de los otros jugadores, a sus caras, pues cada movimiento y cada gesto te dan información de su juego… aunque a veces los mensajes sean erróneos.

Luego, no falta quien pasee por el casino sin jugar, dedicándose a mirar y observar cómo juegan los demás. Desde esa posición puede sentir el propio confort cuando observa la pérdida de otros… pero, también, es posible que sienta el gusanillo de la envidia cuando la fortuna le sonríe a otro que ha decidido jugar y apostar a lo grande.

Sea como sea, el juego que elija cada uno, yo prefiero jugar, divertirme, dejarme los calzoncillos si es necesario. No podría estar en el casino bebiendo y mirando como arriesgan los demás; para eso están los espectáculos, si te cansas de jugar, corre a ver un show, al menos podrás divertirte y no perderás el tiempo deambulando como alma en pena.

Ahora, respecto a las apuestas ¿por qué, para variar, no apostamos un poquito por uno mismo? No es cinismo ni egoismo, es simplemente el circuito de aguas del Spa, el tratamiento base para lo demás.

Bueno, y tú qué dices? Vas o no vas?

Postdata. Procura no beber mucho, que puedes terminar en la chapel of love casado por Elvis.

Soundtrack: El Rey: Is now or never, I can’t help falling in love with you, don’t be cruel, love me tender